martes, 31 de agosto de 2010

Nos tejemos

Entre los sonidos de la ciudad y la voz interior suenan a veces cantos. Son sutiles pero persistentes y claros. Dan cuenta de algo a lo que todos pertenecemos, algo que nos abraza y contiene. Cuando los escuchamos llega la tranquilidad y la alegría, encontramos más amable el clima y las tareas cotidianas, la comida alimenta más y el agua calma mejor la sed. Cuando los escuchamos podemos entender que somos uno con el otro. Podemos ver nuestro ser reflejado en el otro: tan humano, tan animal, tan piedra, tan montaña, tan planta, tan espíritu como nosotros. Entonces, sólo nos queda suspirar, maravillarnos y querernos todavía más.

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